ODONTOPEDIATRÍA



La odontopediatría se ocupa de la salud oral de los niños y adolescentes. Su objetivo es tratar y prevenir los problemas dentales, tanto de los dientes temporales como de los permanentes.

En la primera visita habrá que ver que los dientes, encías, paladar, lengua y mucosas estén correctamente.

A partir de ahí, os daremos una serie de consejos de higiene oral para los peques, así podrán mantener una boca sana y prevenir posibles infecciones y patologías.






¿Cuándo deben realizar su primera visita al dentista?

La primera visita debe realizarse aproximadamente a los 6 meses de vida, coincidiendo con la erupción de los primeros dientes temporales en la boca del niño/a. El momento de la erupción de los dientes temporales puede variar de unos a otros, pero será desde los 3-4 meses hasta los 8-9 meses de vida.

Las edades críticas para que se produzca la infección por Streptococcus Mutans (la principal bacteria productora de la caries) son de los 3 a los 5 años, siendo muy importante que todos los niños/as se hagan una revisión bucodental si se encuentran en este rango de edad.







Los malos hábitos orales de los niños/as

Los malos hábitos que suelen tener los niños/as pueden degenerar en problemas bucales a la larga.

Con la succión del dedo, el paladar puede hundirse y estrecharse, lo cual afecta a la posición de los dientes. Este hábito debe ser eliminado a los 2-3 años, porque a la larga puede derivar en problemas fonéticos y de masticación.

Otro mal hábito sería la deglución atípica, que consiste en la mala posición de la lengua a la hora de tragar, la cual impide que los dientes superiores e inferiores estén en contacto. Esta costumbre perdura hasta los 4-5 años, pero cuanto más mayor sea el niño/a, más difícil será que lo deje de hacer, y habría que colocarles una reja lingual.






Otro sería la interposición labial, un acto similar al de moderse los labios, en los que el niño/a coloca el labio inferior detrás de los dientes superiores de manera habitual.

Las consecuencias de esta práctica son muchas: inclinación o apiñamiento de los incisivos, retrusión de la mandibula, lesiones en los labios...

Un mal hábito muy común es también la respiración bucal, es decir, la costumbre de respirar por la boca en vez de por la nariz. En estos casos, la lengua se mantiene baja y perjudica así el desarrollo del paladar. Esta práctica puede derivar en apnea del sueño, enfermedades de la encía, caries, mal aliento...

Y, por último, morderse las uñas, costumbre que a la larga puede producir desgaste y malposición de los dientes.

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